El compositor no músico

El compositor es ahora no músico gracias a la ampliación del campo sonoro que ha provocado el ejercicio de la música experimental durante el siglo 20. El banco de sonidos con el que trabaja el no-músico actual es infinitamente superior al del músico de hace cien años.

El compositor no músico no puede obviar la información sonora que le rodea, a la que pertenece su conocimiento y su hacer. Hasta tal punto es crisol de su pasado que su concierto es mostrar y mostrarse como manipulador de las músicas que le preceden. Su tradición está amplificada por el mercado global y la información virtual.

El compositor no músico niega el uso del instrumento porque vive en un mundo sonoro amplificado y pregrabado. Él es tamiz y líquido revelador. ¿Cuál sería sino el instrumento que debería elegir y usar si quiere seguir perteneciendo a un mundo sonoro abierto en canal?.

El músico, eterno, que está interesado en un nuevo tiempo para la recomposición, tiene que comenzar por negar su instrumento, solo así trabaja en contexto. De otro modo sólo le queda disfrutar realimentando las formulas, calmar la sed del ego en cafés, bares y auditorios. Con ello el músico encuentra su papel en la estructura social. No se pide de él más que sea generador de entretenimiento supuesto. El compositor no músico es un monje aislado que mira el futuro y trabaja de cartero.